Una blockchain pública, a diferencia de las blockchains privadas, aunque comúnmente se asocia con las criptomonedas, tiene un impacto directo en nuestras vidas digitales como sociedad.
¿Alguna vez te has preguntado qué sucede técnicamente cada vez que presionas un botón en la pantalla de tu móvil, retiras dinero del cajero o cargas gasolina en una estación de autoservicio? ¿Cuál es la magia detrás de estos procesos? La respuesta es sencilla: procesos programados. Ahora bien, ¿debemos conocer al detalle todos esos procesos? Dejo la pregunta abierta.
Así como cuando usamos una aplicación, nos comunicamos en línea o participamos en flujos colaborativos, simplemente disfrutamos del resultado final o participamos en su consecución, de manera similar a cómo admiramos un cuadro sin necesidad de aprender las técnicas de pintura.
Imagina una tecnología descentralizada que brinde un mayor control sobre tus datos personales. En lugar de confiar ciegamente en grandes empresas, una blockchain pública distribuye la información, otorgando a las personas el poder de autorizar quién puede acceder a sus datos.
Un punto crucial es la seguridad. Esta información no está en un solo lugar vulnerable, sino distribuida en varios, lo que no solo hace que las transacciones sean más seguras, sino también menos susceptibles a la censura. Además, están respaldadas por un protocolo de consenso elegido por una comunidad y desarrollado por programadores que participan de la misma.
La eliminación de intermediarios en este flujo de información permite transacciones directas entre las personas, sin depender de otras organizaciones o instituciones. Esto no solo es eficiente sino que agiliza el proceso, ahorrando costos, especialmente para los usuarios de esta tecnología.
Y lo que considero esencial es que la adopción de la tecnología blockchain se basa en valores que desafían el sistema centralizado que conocemos. Valores como transparencia, confianza e inclusión económica son fundamentales en este nuevo enfoque.
Imagina recibir recompensas por ser parte de esta revolución digital. Algunas blockchains utilizan criptomonedas para incentivar la contribución de las personas, democratizando el proceso y creando nuevas oportunidades económicas. Esto podría ser parte de un nuevo modelo donde la información y la riqueza se distribuyan mejor, siempre y cuando no olvidemos los valores en los que se basa esta tecnología: transparencia, inmutabilidad y descentralización.
La transparencia es clave. La blockchain ofrece una visión clara y verificable de las transacciones. Imagina conocer exactamente el origen de un producto que compras, desde su fabricación hasta tus manos. Esto podría transformar la forma en que vemos la cadena de suministro.
Pero, claro, no todo es perfecto. Hay desafíos como la escalabilidad y la privacidad que deben abordarse. Sin embargo, la adopción de esta tecnología nos está llevando hacia un mundo donde los valores de descentralización y transparencia desafían las normas establecidas en la sociedad, la economía y la tecnología.
La blockchain es más que tecnología; es una filosofía que busca empoderar a las personas y cambiar nuestra interacción con el mundo digital. Así que, ¿alguna vez te has preguntado sobre las ventajas de descentralizar frente a centralizar? Una pregunta que, ya seas un experto técnico o simplemente alguien que disfruta de la tecnología, podría abrir la puerta a nuevas reflexiones.
